Análisis de la identidad colombiana y femenina en el arte nacional es una serie de entregas que María José Castaño Sánchez, historiadora del arte de la Universidad de Los Andes, hace durante su práctica profesional para el BADAC sobre la incursión que ha tenido a lo largo del tiempo la figura femenina en el arte colombiano. En su análisis busca esbozar cómo una tradición casi inexistente se abre paso hasta alcanzar un lugar que es capaz de redimir y dignificar el papel de la mujer. «La artista mestiza» es la tercera parte de esta serie.
La artista mestiza
Latinoamérica es el lugar de la rebelión, de la lucha por la independencia, de una naturaleza y realidad que desborda la imaginación, y así se convierte en el epicentro de lo posible, majestuoso y desmesurable. La mujer colombiana es producto de sincretismos culturales y, por esto, es un sujeto permeable, cuyas fronteras identitarias oscilan dado que su propia imagen y la esencia de su ser se entrelaza con la idea del “otro”. La artista no puede discernir entre lo adquirido, lo impuesto y lo heredado, por lo que se debe aceptar como un sujeto hibrido en construcción de su propia identidad. La realidad de la artista está sujeta a transformaciones constantes, pues en ella confluyen diversas influencias. No obstante, la artista se reconoce como un sujeto sin pasado que debe cuestionar el conjunto cultural-religioso que se le impone a partir de una visión masculina imperial, y de esta manera articular un nuevo mundo en el que ella misma se define sin restricciones ni opresiones. Artistas como Margarita Holguin y Caro e Inés Delgado Padilla, quienes se educaron en Europa para comprender el impresionismo francés para, posteriormente, representar la realidad colombiana; o María Teresa Hincapié, quien desarrolló su arte performativo en Francia, Indonesia, India y Japón donde estudió teatro experimental, Butoh y Nō para así manifestar a través de su cuerpo la cotidianidad femenina en Colombia, evidencian la capacidad de la mujer colombiana de asimilar diversas influencias para establecer su arte. Asimismo, artistas como Ethel Gilmour, Ida Esbra, Freda Sargent y Marta Traba, quienes nacen y se educan en otros territorios, manifiestan la diversidad y asimilación artística de Colombia ya que sus obras pertenecen, contribuyen e influencian el arte nacional.
Para la autora es importante considerar el rol de la mujer dentro del hogar, puesto que creé necesario objetar por la imposición con la que el patriarcado observa a la mujer en este lugar. Este tema lo tratará con detalle María José Castaño en su próxima entrega “El hogar como lugar femenino”.
Imágenes:
Villaveces & Cia. “Margarita Holguin y Caro”. 1895. Fotografía. 14.7 cm x 10 cm. Fuente: Fondos BADAC.
Ricardo Gómez Campusano. “Luz artificial”. 1934. Óleo sobre lienzo. 105 cm x 122 cm. Fuente: Fondos BADAC.
María Teresa Hincapié. “Una cosa es una cosa”. 1990. Performance (Video). Fuente: Museo Banco de la República.
Ethel Gilmour. “El pueblo y el Guayacán”. 2006. Instalación. Dimensiones variables. Fuente: Museo de Antioquia.
Ida Esbra. “Sin título”. 1878. Fotografía. 25 cm x 20 cm. Fuente: Museo Nacional de Colombia.
Freda Sargent. “Figura”. 2011. Óleo sobre lienzo. 100 cm x 100 cm. Fuente: Galería el Museo.
Referencias:
Barney Cabrera, Eugenio. “Margarita Holguín o la disciplina de lo inútil”. En El arte en Colombia: temas de ayer y
de hoy. Bogotá: Fondo Cultural Cafetero, 1980.
Eiger, Casimiro. “Las mujeres y las iniciativas artísticas”. En Crónicas de arte colombiano 1946–1963, comp. Mario Jursich Durán. Bogotá: Banco de la República, 1995.
Molano, Constanza Ramírez. «La performance de María Teresa Hincapié.» Nómadas (Col) 24 (2006): 169-183.