Bueno para Pensar (2018 - 2020)

Nuevo manifiesto

Reseña

Por: Camilo Méndez

Bueno para pensar estuvo exhibida en el GB 205 de la Universidad de los Andes entre agosto de 2018 y diciembre de 2020.  

El presente texto busca analizar y ofrecer una reseña critica a la curaduría de la exposición Bueno para pensar objetivo, su contenido y su distribución física con el objetivo de analizar las dinámicas que configuran o evitan el cumplimiento total de sus objetivos.  La puesta en valor de una colección es parte de los diferentes objetivos que configuran la razón de los espacios curatoriales, proponer para esto reflexiones, actuaciones o actividades son los medios utilizados para resaltar el valor en la respuesta intrínseca de un público o comunidad científica a las grandes colecciones de pasados. 

La muestra de la exposición Bueno para pensar la componen piezas precolombinas de diferente adquisición. En obra se albergan doce títulos que configuran los espacios de exhibición: Pasado prehispánico y presente nacional, Etiquetando el pasado, Intervenciones materiales, Patrimonios imaginados, Narcoestetica y arquelogía fantástica, Arqueología de la música, Peruanas perdidas, Chibchas del norte, Tecnología textil, Moldes modelados, Cuerpos representados, Producción de sal precolombina y finalmente Hightlights. Cada una supone encajar en un diálogo de reinterpretación a la diversidad de puntos de vista que rodean el caudal académico de una pieza lítica, cerámica u ósea. Esto debe permitir al observador identificar un microcosmos de utilidades y vistas acerca de la colección de pasados. Como configuración física del espacio, el observador se topa con un gran afiche informativo, cargado de información sobre el objetivo reflexivo que se proponen los títulos de la obra. Los doce títulos se dividen en tres vitrinas de exposición con referencias visuales sobre localización, uso o materialidad.

La reflexión como objetivo de una curaduría es un proceso sinuoso en las dinámicas de consumo moderno. Ofrecer una introspección sobre los diferentes papeles que juegan en el estudio de una pieza y sus observadores, mediante un juego de puntos de vista, puede resultar más difícil. Los visitantes que no detienen la mirada en el gran párrafo de la introducción o en los planes de recorrido propuesto, pueden terminar extraviando la atención a curadurías sinuosas o jamás mencionadas. La atención del público debe ser apreciada y conducida rítmicamente, mediante la identificación casi sobresaltada de los pasos a seguir para obtener el objetivo único de la reflexión. Como uno de los desafíos más predominantes, los ambientes alteran las dinámicas del cómo se desarrollan los organismos y las actividades. Esta curaduría procura responder a unas dinámicas agrestes, es decir una población inadvertida con el espacio y la colección. Si la respuesta a la configuración de estos espacios debe ser arquitectónica o curatorial es una discusión interesante que puede ofrecer un punto de partida para nuevas respuestas al medio. Interesante porque esto implica modificar no solo la organización de la narrativa de las piezas, si no también incluir la modificación del espacio donde se encuentra inmersa la curaduría. Se debe convertir un espacio de circulación en un espacio de permanencia, como punto inicial. Importante para la curaduría salir de los espacios limitados, abusando de los muros, fachadas e interiores de la basta propiedad que ofrece la Universidad. Otro de los factores que intervienen en la configuración de un espacio poco concurrido es la invitación a otras facultades a conocer el espacio, las facultades se componen de un brazo administrativo y una gama de académicos que le dan cuerpo y forma, si los estudiantes realizaron el trabajo curatorial este debe resaltarse, pues los trabajos de investigación de estudiantes de pregrado son proyectos equivalentes a la calidad profesional de la universidad en general, como muestran los datos del CIICEP- Denova. De la misma manera el motivo implícito de las piezas gráficas, juegan un rol preponderante en la capacidad de canalización de público, algo que cumple a cabalidad la actual curaduría.

Buscar crear una historia de un pasado, de un pasado colombiano y establecer la idea de un pasado que se construye en el presente, no es una labor con facilidad inmediata. A pesar de que la curaduría actual no logra abarcar una gran población a quien le propicie un espacio para pensar, el proyecto es un inicio, un manifiesto primario que nos habla de nuevas dinámicas de entendimiento. Ofrecer, como arranque, una curaduría que invite a configurar la interdisciplinariedad, es el comienzo en el que tenemos como deber recomponer, con los errores, propuestas y actividades la puesta en valor de las piezas arqueológicas.

Bueno para Pensar (2018 - 2020)